jueves, 30 de abril de 2015

A todo gas



En la anterior entrada hable sobre la pareidolia, en esta ocasión voy a
comentar el efecto contrario. Desconozco si tendrá un nombre técnico que lo
describa, el caso es que la pareidolia que sufro se produce cuando voy  de
vació buscando clientes, pero cuando ya hay un cliente en el coche, el
cerebro adopta un modo de visión selectiva en la que se centra en optimizar
el posicionamiento del vehículo en carriles, semáforos, giros, pensar en
opciones a la ruta que indica el GPS, (ya que no entiende de horarios y
congestiones, que no te golpeen y no golpear, también se piensa en las
opciones de volver a buscar clientes según donde terminas, hora del día,
etc.), todo esto aparte de la conversación que mantengas con el/los usuarios.

Con todo este jaleo en la cabeza, el cerebro se ve obligado a optimizar
recursos, y esto lo hace por una parte, discriminando muchas de las cosas
que miras pero que no ves, se ha llegado a dar el caso de levantarme la mano
mi mujer para saludarme y no verla, por estar imbuido en todo este cacao, 
(esto lo sé porque me lo ha dicho, desconozco la cantidad ingente de cosas
que dejo de observar, ya que no dispongo de un feed back que me lo comente a
posteriori).
Esta  visión selectiva se antepone en unos pocos casos a la pareidolia,
casos en los que vas analizando las opciones  de que el peatón situado en la
acera quiere o no quiere un taxi, ejemplo, los que van con un casco de moto bajo el
brazo, evidentemente,  esta situación se me ha dado en cuatro casos, una
señorita que la trae el novio por las mañanas y que luego se va por sus
medios, un día de diluvio que con buen criterio el motorista dejo la moto en
el trabajo,  una avería de la moto y llegaba tarde al trabajo y por último y
más curioso, un investigador privado que seguía a unos” sospechosos”,  la
moto la tenía lejos y después de la vigilancia a pie los seguidos se
metieron en un garaje y salieron en su vehículo, "siga a ese coche", frase
tan manida en las películas, pero que el estrés que genera no se puede
explicar aquí en cuatro palabras, en alguna ocasión se me ha dado un caso parecido, dos o tres taxis parados a la vez, y los ocupantes aprovechan para "la frase", lo cual no tiene ninguna
emoción cuando todos los taxis van al mismo lugar,  pero en este caso la
cosa se complica , no los puedes perder en un  semáforo, cualquier vehículo
que se intercale te puede hacer perder la presa, salió bien, pero casi que
prefiero no repetir.

Hace 27 años más o menos, me sucedió un caso similar. Trabajaba  por aquel
entonces en el taxi  de asalariado y en el turno de noche,  me despierto un
viernes a media mañana y descubro que me han robado el Vespino, pongo la
denuncia ese mismo día, menos mal, y me dispongo a empezar mi turno de
trabajo, casi con la certeza de que no lo vuelvo a ver más, con la difícil
coincidencia de que a eso de las 11 de la noche volviendo de la zona de
Aravaca, veo a dos individuos en la A-6 a la altura del desaparecido Four
Roses…  mi Vespino!!, reconozco que tarde en reaccionar, les sacaba más de
1km. cuando pude verificar en mi cerebro que aquel Vespino era el mío.

Me detuve en el arcén y espere hasta que me sobrepaso y comenzar la
persecución, horrorosa, se metieron por las zonas de copas nocturnas de
Madrid, si ya es difícil seguir a otro coche,  lo del  Vespino me parecía
harto imposible, a todo esto, intentando localizar a la Policía, decían que
estaban muy ocupados… La persecución duró cerca de 2 interminables horas,
hasta que por fin, bajando por la calle de Toledo, a la altura de la
Fuentecilla, coincido con un patrulla a los cuales aviso por la ventanilla
de la situación, tres semáforos más  adelante logro adelantarles y les cruzo
el taxi, en plan película, ya llegan los municipales y recupero mi moto, a
los delincuentes creo que no les paso nada ya que no volví a tener noticias
de ellos, misión cumplida.

Y colorín colorado, esta película se ha acabado…

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